jueves, 31 de enero de 2019

CHILE: NORTE CHICO Y NORTE GRANDE.


Saliendo de casa, qué frío


Miércoles, 30 de enero de 2019. Son las 11 de la noche . Acabo de cenar en una terraza, sin calentadores por supuesto. Cuando esta mañana he aterrizado en Santiago de Chile en la calle se estaba bien, pero el termómetro  ha seguido subiendo hasta los 33 grados y el “jet lag” se ha hecho notar, breve pero me ha tenido un rato un poco tonto, eso sí, ha sido el  rato de la siesta.

Al fondo la Casa de la Moneda
Hoy he vagabundeado por Santiago, que es lo que me gusta hacer en el primer contacto con una ciudad nueva. Y Santiago no me ha parecido una ciudad bonita, no le veo el encanto por ninguna parte. 
Cierto es que son muchas las ciudades que el  sabor que quizás tuvieron lo han perdido; y ya no tienen sino atracciones: teatro, música, publicidad eso sí, gente, mucha gente, a veces historia, zonas peatonales indistinguibles unas de otras. Hay ciudades que tienen algo: Lisboa, Londres, Buenos Aires, Roma, Budapest, Cuzco, Praga, Córdoba,Toledo, Sevilla etc. Santiago no es una de ellas ni con mucho.


En la zona centro hay un mercado de abastos lleno de restaurantes, muy bonito, como otros tantos. Lo que sí es especial es el pescado y el marisco que se vende. Aquí he descubierto un nuevo plato, o quizás mejor, un nuevo nombre, el “mariscal”, que no es sino un tipo de mariscada. Todavía no lo he probado, hoy me he estrenado con una “paila marina”, un caldo con más mariscos y pescados que caldo, riquísimo, resucita a los muertos. En el restaurante al menos dos españoles, uno de Valencia y otro de Huelva. Me han hablado muy bien de la paila de congrio (la preferida de Neruda, dicen) y del salmón chileno (habrá que probarlo).

Por la tarde he subido al Cerro de San Cristobal. En funicular. Uno de los más largos que recuerdo. A los pies del cerro el barrio de Bellavista, una zona “de marcha”sorprendentemente grande. A las 6 ya había ambiente, a las 8 más, y dicen que dura hasta el amanecer. Al lado la facultad de Derecho. El ambiente, ya se sabe, de mojito, happy hour y wifi gratis.


Funicular de vuelta del Cerro de San Cristobal










En el funicular me he encontrado con un venezolano, joven, que lleva un año en Chile. Tiene, gracias a su padre y abuelo, la nacionalidad española. Supongo que le habrá servido para salir de su país. Dice que ahora tiene familia por medio mundo. ´También dice que muchos piensan que la situación no puede ser tan mala (lo dicen los ingleses, suspicaces de la propaganda americana, CBS y to eso). El me dice que es aún peor, la realidad de la miseria es más de lo que uno puede imaginar, más de lo que la  televisión es capaz de transmitir. Lo sabrán esos parientes de Dublín, Gerona, París, Madrid y hasta Japón.










Antes de cenar he paseado por la ciudad y he tomado la decisión de cambiar mis planes, mañana me voy a la montaña y el viernes, prontito, camino del norte.



Vista de Santiago desde el Cerro de San Cristobal

En la habitación, mientras escribo esto, el aire acondicionado no para. En Burgos, me dicen, dos grados.


4 comentarios:

  1. Sounds like you have made a great start to your Chilean adventure I will be following you all the way.
    Enjoy and take care

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  2. Hola María, yo ya te estaba echando de menos!!!!
    Que bieeeen verano, calooooor
    Aqui hoy hace un frio polar, como esto siga asi me voy a Chile y que se jooooo los de Burgos.
    Bendito verano.
    Besos

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  3. Hola guapo!
    Ya sabes deseando leerte.
    Se te da bien escribir!!
    Besos y hasta mañana.

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