El Museo de las Culturas y el Templo de Santo Domingo los dejo para mañana, son plato fuerte. Y lo que hago es lo que dije, patear.
Tengo la sensación de como cuando en Córdoba te asomas a los patios para ver qué es lo que allí se esconde. Aquí también son todo “como patios”. Sea una mezcalería, una biblioteca pública, un restaurante, una librería, una tienda de ropa indígena, una cafetería, un hotel, un abarrote, todo son patios. Empiezo a hacer fotos y no paro. Es lo de menos, lo importante es esa agradable impresión que uno tiene curioseando detrás de cada puerta (abierta, siempre abierta).
Y como en México se come a todas horas y se come de todo y se come en abundancia, yo me uno de vez en cuando a la fiesta y me regalo por ejemplo un desayuno cojonudo en un hotelito delicioso que me cruzo en mi caminar; y me meto en un café que también es librería y me tomo mi machiato (así le dicen al cortado, italiano) y me compro mi librito; y en una panadería me pido un croissant y saco el ordenador y me pongo a escribir con verdadero placer.
Y tras otra puerta una exposición, y en la de al lado una tienda de playeras donde compro camisetas (que así me las llaman estos “chingaos”).
Y como ya es hora de comer me voy a “Los danzantes”. Palabras mayores. Ahí va el enlace para que se curiosee el menú.
https://losdanzantesoaxaca.com.mx/
Me pido Zanahoria XX y Tlayuda XX (búsquese en la carta), veanse las fotos. Como estoy que lo tiro, después de la cervecita me pido un vino mexicano (tempranillo y cabernet, la verdad que rico). A mi eso de los jugos con la comida me cuesta, aquí es lo que casi todos beben (dos francesas se libran, beben vino como yo, tienen que ser francesas…). Primer y único vaso de vino que he bebido en tres semanas; y con estos precios se entiende (el vasito era un 30% de la comida).
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Zanahorias....se mire como se mire. |
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Tlayuda oxacana |
Ha habido siesta, “pa menos”. Y cerveza con Fran y Collin. Me he llevado el ordenador y me he sentado a escribir, primero en una terraza, luego en un café. Así salió el artículo de ayer, a base de drogas. Y música, una banda de las de toda la vida tocando valses y una tuna como las nuestras cantando clavelitos.
Acabo de escribir todo esto en el aeropuerto, Ahora lo sigo haciendo en el avión que me lleva a Cancún. Al final solo voy a estar un día en Cancún y ayer pensé que ya está bien de ruinas, que toca playa. Así va a ser.
Esperando a embarcar y tomando un café veo que mi joven vecina está trabajando, estudiando, haciendo ejercicios; no puedo por menos de interrumpirla: ¿matrices? Sí me dice; a mi se me daban muy bien, me gustaban; a mi vaya vaya, una me salió, esta me cuesta… Está estudiando una rama de ingeniería. Enfrente su madre. Hablamos de España y de Oaxaca. De España solo Madrid y Barcelona, bueno, y Toledo, que es un barrio de Madrid… En el 2020 hizo un tour de esos maratonianos por toda Europa. Pero lo mejor fueron las fechas. La semana del 8 de marzo estaba en Italia, las ciudades se iban cerrando detrás de ella (el virus, ¿recuerdan?). De España salió en su vuelo a México el 14 de marzo; un día más y quizás habría conocido a Abigail, que así se llama, en España…
Va con dos hijos a pasar unos días a Cancún. El hotel en Cancún y un día a una playa y otro día a otra. Y lo que son las cosas, ya me ha resuelto mi día de mañana. Ya lo contaré.
Porque esta mañana, antes de lo que acabo de contar, he recorrido una vez más la ciudad, tenía que despedirme de mi amiga Delia Abigail (ya son tres Abigailes en mi vida), tenía que patear el mercado 20 noviembre, tenía que comprar chile y mole, tenía que probar la Tlayuda en el puesto que me habían dicho…
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Máscara |
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Una maravilla |
Pero antes tocaba museo, el de las Culturas. Hora y media. Es el máximo que me parece aceptable para un museo; si se necesita más se hace en dos veces, opino. Es un gran museo, de ubicación privilegiada, junto al Templo de Santo Domingo, en el exconvento, un edificio notable. Todo muy bien explicado y unas piezas expuestas pura delicia. Especialmente todas las que se sacaron de Monte Alban. Zapateca Zapateca. Una gozada. Y las explicaciones escritas muy entretenidas y con un buen enfoque histórico, respetuoso con todo lo acontecido desde antes de la conquista. Porque la exposción cubre también el XIX (Juárez etc). Por si fuese poco, una exposición temporal sobre el oficio de tejer que se me ha quedado grabada. Pena de salas cerradas, bien porque nada más abrir éramos cuatro los visitantes.
Y del Templo qué decir. Puro lujo arquitectónico. A este Santo Domingo “de Caleruega“ le tenemos hasta en la sopa. Esta iglesia en particular, una joya. Ah, no se nos olvide la biblioteca, es otra joya.
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La biblioteca, única |
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Chile y más chile |
Y cerca del mercado mi amiga Delia. Le he pedido que me dijese dónde comprar el chile y el mole, cuál comprar y cómo prepararlo. Compro Chile del Árbol (seco, para que dure), mole negro (oaxaqueño), dónde, pues donde Delia dice, cómo, ahí he tenido que pedir permiso para grabarla. Y me lo llevo en el móvil, espero que me dejen pasarlo por la aduana.
Hasta la vista Delia, un verdadero gusto.
La Tlayuda, plato oaxaqueño por excelencia, nada que ver con la de “Los Danzantes”. Estamos en el mercado, lo otro era comida fantasía. Cocina la mujer, el marido me trae una cervecita y se pone a platicar conmigo. La verdadera Tlayuda, dice, solo tiene tres ingredientes: la torta, el asiento y la salsa (la mía era roja). Incluso la que ellos venden está adulterada: tiene quesillo, aguacate, res y alguna cosilla más (!y, al parecer, esta es de las ortodoxas!). El asiento es lo principal; vaya usted a entenderlo, no me siento capaz de escribirlo: es pura grasa, de cocido, elaborado, muy elaborado. Javier que así se llama mi nuevo amigo, me habla de insectos, sí, alguno que ya me llevo para España, sí, los famosos chicolines, tengo unos pocos que reservo para mis lectores; y el que es más auténtico y caro, dice Javier, la llamada Chicatana: solo salen dos días al año, algo así, vuelan un poco y caen, luego les hacen polvo…
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La Tlayuda del mercado |
Adiós Oaxaca, tierra de buena gente y de hombre ilustres, ciudad en la que me parece un privilegio poder vivir. Sigue así. Que no se te suba a la cabeza el que se te haya calificado Patrimonio Mundial de la Unesco (de esto me he enterado hoy).
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Esto estaba en la exposición "pegar la hebra", sobre el bordado etc. Me ha gustado mucho y por eso lo traigo, de despedia |