A mi me cuesta pensar, quiero decir, pensar de manera ordenada.
Desarrollar un pensamiento, por simple que sea me resulta difícil. Porque de lo que se trata es no solo ser racional en lo que se razona; se trata de cuestionarse esa respuesta inmediata que tenemos los que no podemos estar callados, respuesta llena de prejuicios, de frases hechas y de pensamientos enquistados. Se trata de explorar otras opciones por extrañas que parezcan, de buscar otras salidas, por duras y contradictorias que sean. Pensar no es fácil; al menos, no para mi.
Cuando escribo me obligo a ser coherente y no me conformo con la idea simplista. Me exijo más cuando lo escribo; si poco sentido tiene decir tonterías, escribirlas me es inaceptable.
Por eso escribo, para entender.
Por eso escribo, para pensar.
Por eso escribo, para sentir; porque escribir también me ayuda a sentir (cuántas veces no he reído y llorado cuando escribía)
Y lo que pienso,
y lo que siento,
más lo que hago,
es lo que soy.
Por eso escribo, para ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario