No es solo agua solo lo que aquí cae.
Dos o tres veces al año la naturaleza da la oportunidad a los habitantes de Londres de sentir los peligros que la nieve puede traer consigo. Y antes de que un solo copo caiga, ya se paran los trenes y el personal, asustado y prudente, como corresponde a un buen inglés, evita toda oportunidad de sorpresa: si puede se queda en casa a trabajar, si trabaja anticipa el regreso, si regresa lo hace con extremo cuidado. Los pueblos y sus gentes son así de diferentes.
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GSK House, Great West Road, London-17 enero 2013 |
Y sigo reflexionando sobre lo efímero, y sobre los paisajes que permanecen y que cambian, y sobre los colores de las ciudades, que de manera pasmosa pero siempre sorpresiva y siempre festiva, cambian; y sobre cómo todo esto lo percibimos cada día, y en cada momento del día. Cómo estos jardines pasan de la espesura a la liviandad, de la oscuridad a la claridad, del verde al blanco, de la calidez a la más bella de las frialdades, la de la nieve.
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Royal Crescent Gardens, desde la ventana de casa - 17 enero 2013 |