domingo, 3 de abril de 2011

Canto del gallo

Amanece en la Isla de Flores con el canto del gallo, insitente canto que me pone en danza antes de lo previsto. Desayuno frente al lago. Y de nuevo la pregunta:

-¿From Canada?
-No, español
-¿From Canada?
-No, español de España.

Mi vecino es de Honduras, creo, su mujer de Belice.

Paseito por la pequeña isla unida a tierra por un corto puente. Calor agobiante. Para refrescarme entro en un café-internet y escribo hora y media. Tuctuc a la estación.

En la modesta sala de espera, un televisor. Real Madrid-Sporting de Gijón. Miro el reloj, recuerdo el día de la semana y adivino que es en directo. Hombres, mujeres y niños atentos a la pantalla. Mete gol el Sporting; desánimo, quedan diez minutos y la mayoría anima al "Real". El autobús no empieza a prepararse hasta que el partido acaba. Media hora de retraso.

Voy a Río Dulce, población fronteriza entre el lago Izabal y el río que desemboca en el Caribe a unos 35 kms. Cada vez que el autobús para, gente de lo más variopinta sube a vender sus refacciones (tentempié). Me pido un tamalito y una pieza de pacaya; una vez más disfruto con la comida simple.

Cuatro horas cómodamente en el destartalado autobús y parada junto al embarcadero desde el que cruzo al otro lado del río, allí está mi "Hacienda Tijax". Empieza a oscurecer, pero se aprecia que todo es madera, pasarelas a un metro del suelo sujetas con gruesas cuerdas, vegetación abundante, lianas, raices que se entremeten por doquier, pájaros, interminables cantares de pájaros, silencio y paz, una piscina esperándome, muy poca gente, se cuentan con los dedos de una mano....Escondida entre las plantas, al fondo, mi cabaña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario