El viajero. |
Simón es un hombre religioso pero dice que la fé no es lo importante, o la tienes o no. Lo importante son las obras, las pequeñas obras. Y eso que predica intenta llevarlo a cabo. Dice que si cuando estás con alguien te vas más contento que cuando lo encontraste ya es suficiente. Eso es hacer el bien.
Evora es la mayor de las ciudades que creo pisaré en este paseo alentejano. Tiene 40.000 habitantes. Es una ciudad blanca, como tantas otras por estas tierras, mezcla de nuestra Extremadura y de nuestra Andalucía. Con sabores judíos y sabores árabes. Tan cercana su historia a la del resto de la península ibérica. En Évora hay muchos monumentos, restos romanos, un acueducto, una universidad ciertamente bonita, iglesias muchas y plazas, plazuelas y calles estrechucas que hacen la delicia de un paseante. La plaza Giralda magnífica. Descubro también una exposición de instrumentos musicales extraños, de origen africano principalmente, también asiático. No son originales, son copias maravillosas que emiten sonidos muy curiosos, que tocan dos o cuatro personas. El artista un tío sin dura raro pero genial, Victor Gama. Sugiero una búsqueda en Youtube. También se han tocado estos instrumentos con orquestas sinfónicas, seguro que se encuentran cosas. Interesante.
Sí sí, es Èvora. |
El acueducto |
Évora, detalle |
Hoy ha tocado higiene estomacal, como en un restaurante vegetariano, comida a peso, muy bien. Y por la noche busco, como así me había prometido, un lugar donde escuchar fados. Solo hay uno, Bota Alta. No es necesario cenar, que lo agradezco, se puede tomar una copita y disfrutar de esta música que a mi me emociona. Creo que desde la primera vez que vine a Portugal, era mi primera salida de España, tenía menos de 20 años y recuerdo que fuimos a un espectáculo de fados yo con varias copitas de más, perdido totalmente, y no paré de llorar. Pues bien, Bota Alta es un lugar con sabor, no hay más de diez personas, la mayoría de la casa. Me invitan a quedarme y el rato que tenía pensado pasar se convierte en tres horas. Cantan tres fadistas, a la guitarra otros dos. No importa la voz, a alguno ya ni le queda. Es el gesto, el sentimiento. No tardaré en ir a Lisboa, buscaré el bacalahu a la puñeta y a los mejores fadistas.
Bota Alta. Fados. |
Una de las canciones que oí no era un fado, era de una brasileña, al parecer una muy reconocida artista, Dolores Durán, cantada con ritmo de fado y con el sentimiento propio. Sentimental como pocas. Para mi un descubrimiento: "A noite do meu bem". A buscarla.
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