
Un día duro en una de las ciudades más bonitas del mundo, Antigua.
Dicen los del lugar que andar y no tropezar es un milagro, que maldito tipismo, que venga el progreso y que pongan asfalto !Pero es tan bonito el empedrado! Y además está prohibido utilizar el claxon; en fin, cosas inauditas.
Amanece a eso de las seis, hoy me han despertado los pajaritos. Un cafecito en "Fernando' s Kaffee", junto al hotel. El amigo Fernando está tostando el café, y también cacao. Es una pequeña fábrica dentro del local. Y el chocolate ya empieza a exportarlo a Europa, a Bélgica. El café no, solo a Estados Unidos y Canadá, en Europa tiene unos impuestos prohibitivos para entrar. Dice Fernando que lo del "Comercio Justo" no lo es del todo, que el tostado no lo hacen en origen, así que el dinero tampoco se queda en el país productor. Pero creo que otros objetivos acaso s{i se consigan: respeto a los derechos humanos, salarios dignos, desarrollo etc. Luego aparece una rubia de aspecto europeo que habla un castellano perfecto. Es su mujer, es guatemalteca, se llama Gerlinde, su padre alemán, su madre de Guatemala, pero no criolla. Resulta que ha trabajado en turismo, así que me va a ayudar para organizar mi viaje.
El café, no lo he dicho, estaba riquísimo. También el chocolate, no lo he podido resistir. El lugar delicioso, un patio lleno de paz. Dice Gerlinde que en La Antigua hay que empujar todas las puertas, que la belleza está escondida dentro, es verdad. Como en Andalucía, como en los países árabes.
Foto: patio interior del "Fernando´s Kaffee"
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