Dicen las guías que el cañón del Colca es visita obligada para el que llega a Arequipa. Aparte de lo impresionante que pueda resultar el cañón yo decido alargar mi estancia por la zona porque creo que tendré la oportunidad de hacer algún recorrido digamos alternativo
Pero antes de continuar permítaseme otro homenaje a mi padre. Porque él desde siempre hablaba de Arequipa como de una tierra mítica en la que habían estado sus primos misioneros. No recuerdo sus nombres pero aseguraría que hay incluso cartas de ellos entre sus papeles; buscaré a mi vuelta. Y también decía que era hasta probable que hubieran bautizado a Vargas Llosa, qué cosas. Lo que sí hay entre sus papeles es montones de recortes con la palabra Arequipa. Ahí queda.
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Plaza de Armas Arequipa |
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Salida hacia Chivay
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El colectivo público (por fin ) que me lleva a Chivay sale pronto por la mañana. Pero madrugo para visitar Arequipa antes del viaje. A estas horas (6:30 a.m.) se ven las ciudades de otra manera; ya hay vida pero es una vida amaneciente, como relajada. Y disfruto de la ciudad porque ahora sí, a estas horas, se ven los volcanes con toda claridad, se aprecia la belleza de las calles, de las casas y de los monumentos. El Misti, un perfecto cono, impresiona. Y sigo viendo los volcanes desde el autobús, al menos durante la primera hora aparecen y desaparecen muchas veces. Y de repente los Andes. Y cada vez más altura. Partiendo de los 2.300 metros de Arequipa llegamos a los 3.600 de Chivay. Ya empieza a ser necesario mascar coca con regularidad, aunque poco a poco me iré pasando a los caramelos, y siempre manteniendo las infusiones.
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Desde el autobús, los volcanes y lo que Podemos |
Chivay es un pueblo que conserva todo su sabor. Hay turistas, dónde no, pero el pueblo rezuma autenticidad. También la gente.
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Chivay en ebullición |
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Plaza de armas de Chivay |
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Otra de Chivay |
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Mercado en Chivay |
El alojamiento que reservé de nuevo es un acierto, se llama Rumi Wasi, wasi es casa en quechua. Me recibe en la estación Marta (yo no había dicho cuándo ni dónde llegaría) y en una motocarro me acerca al alojamiento que regenta junto con su marido, Martín. Con Martín y con mis ideas organizo los siguientes pasos. Reservo un tour por el cañón para el día siguiente, exploro la opción de irme a dormir a un pueblecito que está a hora y pico, a 3.900 metros, Sibayo, a una casa "convivencial" y por último organizo mi viaje a la siguiente ciudad, Puno, a orillas del lago Titicaca. Afortunadamente, se puede ir directamente, aunque algo más caro que regresando a Arequipa me ahorro más de cuatro horas de carretera.
La tarde en Chivay decido que sea tranquila, visita de la ciudad y paseo por las orillas del río Colca, visito primero un puente inca y luego me voy hasta unas termas que hay a tres kilómetros. Y allí me doy un baño de esos que a mi me gustan, charlando con unos y con otros: uno que trabaja en las termas y me da todo tipo de explicaciones, otro que trabajó en España en los años de bonanza y gracias a eso se construyó su casita aquí en Arequipa, solo tiene buenos recuerdos, qué bien. También hablo con unos niños que están de visita, son arequipeños, y no soportan ni la altura ni el calor del agua y mucho menos la mezcla de los dos. Se entiende.
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En las termas |
Ya anochecido tomo una cena ligera y me regreso al albergue, donde antes de recogerme tengo una entretenida charla con Martín.
El caso es que en el lugar donde ahora está Rumi Wasi lo heredaron seis hermanos,uno de ellos Martín. Cada uno tenía un sexto de la propiedad y al principio allí vivían todos. Marta, la de la foto, empezó a ver que muchos turistas llegaban y no tenían dónde alojarse barato (sólo había dos hoteles en la zona y eran caros) y animó a su marido a habilitar espacios para alojar a uno, dos, tres...Y poco a poco insistió para comprar parte de la propiedad a los cuñados, y algunos de los cuales, que ya no vivían aquí, accedieron. Y así se fue ampliando el albergue. Y al crecer el negocio, dice Martín, su mujer le animó para que dejara la construcción y se dedicará de lleno a Rumi Wasi. La historia acaba bien porque ahí están, todavía ampliando. Con limpieza, con trato exquisito, con precios ajustados, con renovación continua de materiales, con Booking, Tryp Advisor y lo que sea. Nada se le pone por delante a Marta, quien quisó ver conmigo todos los comentarios que hacían de su casa en Booking. Qué mujer. Aunque la historia acaba bien, debo decir que para la compra a los últimos dos hermanos tuvieron que empeñarse en más de 10.000 dólares, un dineral. Los hermanos ya no vivían aquí pero claro, es que vaya negocio que tenéis hermano Martín, cuñada Marta.
Nota: Martín también me explicó desde la perspectiva de hostelero pero con buenos conocimientos la operativa de Booking. Se aprende hasta del diablo.
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Siguiendo sugerencia fotográfica de Marta |
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Martín más prudente |
Me ha gustado mucho
ResponderEliminarGracias hermanita. Si te ha dado un rato de alegría suficiente.
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