viernes, 3 de febrero de 2017

Desierto, cómo me gustas

Juan Carlos de Arabia (¿o será de Aranda?)

Tras la visita a las Islas dedico una horita a ordenar mis próximos dos o tres días (billetes de autobús y hoteles) y me dirijo a Huacachina, un pequeño oasis muy cercano a Ica (capital de la zona según creo). Es hora y media de viaje que paso mirando por la ventana, desierto y más desierto, casuchas miserables y de vez en cuando bulliciosos pueblecitos. Ahí va mi pequeño video-ventana-autobús


En Ica cojo un taxi que por solo 10 soles (menos de 3 euros) me lleva al oasis....sí, sí, que es un oasís, rodeado de un pequeño desierto de dunas.
El albergue es modesto pero agradable, bonito, lleno de vitalidad y juventud; con su piscina, su bar con barra redonda en el que sirven unos maravillosos jugos y con una gente extraordinariamente amable. Yo soy afortunado, he cogido habitación para mi solo, la mayoría son compartidas, pero de la habitación ya hablaremos cuando me vaya a dormir.
 

El "Bananas Adventure" tenía hasta futbolín










Y lo dicho, piscina y bar hawaiano













En el bar-restaurante del albergue como un aguacate preparado, muy rico. En el pequeño Huacachina encuentro, por fin, un lugar en el que trabajar con internet, con el blog, y le dedico un buen rato, haciendo tiempo hasta la hora en la que he quedado para ir a hacer locuras a las dunas. Yo, que odio las montañas rusas, disfruto como un niño durante las dos horas que dura la excursión, subiendo y bajando dunas, en el asiento del copiloto... Y luego tirándome en tabla (sandboard) por las dunas, como todos los jóvenes con los que voy; por si hay alguna duda soy el mayor.  Ahí van fotos que dejan evidencia de mi paso por Huacachina, pero para que poder ver mejores imágenes pinchad en este vídeo promocional y paciencia, son solo cinco minutillos. Huacachina Huacachina

Jovenes del mundo
Nuestro buggy
Ya de vuelta, casi de noche, vista del oasis, Huacachina

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