El camino de Chivay a Titicaca se hizo corto,solo íbamos tres pasajeros en un imponente minibus. Así era el precio, pero merecía la pena, se ahorraban muchas horas de carretera. Mis dos acompañantes eran alemanes pero Melanie hablaba español perfectamente. incluso baila flamenco. El paisaje expléndido, todos los volcanes imaginables, uno de ellos, por cierto, en erupción. Y subiendo subiendo llegamos al lago Lagunillas, nada menos que a 4444 metros. Ahí está la prueba
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Volcanes y Andes |
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Uno de los volcanes cercanos a Arequipa |
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Más arriba no puedo. |
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Mira que siempre a 4444.... |
Llegamos a Puno de día. Puno está de fiestas, es seis de febrero, es la Candelaria. Y lo celebran a lo grande, llevan desde el viernes, y es lunes. Es como un carnaval brasileño, impresionante....pero con frío, mucho frío. Aunque por alguna de las fotos pueda parecer que me integré en la fiesta, lamentablemente no fue así, mi cabeza estaba como un bombo. Gracias a que el albergue en el que me hospedaba estaba especialmente bien, y la dueña, Jenny, una señora adorable que hacía todo lo que estaba en sus manos, y no, por sus huespedes. Tras esa noche en Puno me he prometido que mi próximo viaje será a un pais a nivel del mar, incluso por debajo...
Tras esa noche en la que empecé a entender lo que es que a una persona le falte el aire, amanecí, como siempre con nuevos ánimos aunque una cierta pereza para afrontar un día de mar.
Porque en eso consistió el día, en un viaje por el lago Titicaca (3.810 metros de altitud, uno de los más grandes del munco y compartido entre Perú y Bolivia). Como casi siempre elegí ir por libre y fue un acierto, eramos 15 personas, todos peruanos menos dos chilenos y yo. Guiaba la embarcación Juan y nos acompañó a la ida otra persona de las islas. Ir por libre en estas islas es relativo, evitas el excesivo mercadeo y tienes por compañeros de viaje gente "no tipicamente turista". Esto, para mi, no es poco. Lo del dinero es lo de menos, porque lo que se viene por un sitio se va por otro.
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Juan, quien manejaba mi barca |
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El otro autóctono con el que suscribe |
Visitamos primero una minúscula isla artificial (cinco familias viven en ella), una de las casi 100 islas Uros. Aparte de su belleza es destacable su originalidad (y la de la construcción) pero vivir allí me parece un triunfo. Es vivir en una barca en alta mar, pero así son las tradiciones.
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Una de las islas Uros, la que visitamos |
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Dos horas y media más de viaje y llegamos a Tequile, esta isla es pequeñita pero no es artificial. En ella viven unas dos mil personas. Trabajan comunitariamente y cobran por entrar. Entrar por un lado de la isla para salir por el otro, y así pasar por la plaza del pueblo, supone dejar los higadillos al subir y destrozar lo que aún quede sano de tus rodillas al bajar los más de irregulares escalones (que vi a un paisano bajar a saltitos como si estuviese jugando a la comba). Pero mereció la pena, todo esfuerzo la merece.
Como he dicho, había dos jovenes chilenos, con los que, cómo no, establecí relación. Javi y Nico, Javiera y Nicolás, ahí queda eso. Ella profesora y él tuvo que dejar lo suyo (delineación técnica) con la crisis chilena del 2012 creo (unos años despues de la europea, todo llega) y ahora se dedica a manejar (lease conducir) un coche para Uber (los que están siempre al borde de la ley). Gracias a eso han podido hacer estas cortas vacaciones. Vienen de Machu Pichu, donde las cosas no les salieron muy bien porque les medio engañaron, y de aquí se vuelven a la frontera entre el norte de Chile y Perú donde hay un festival y, como tienen casas de amigos para dormir, el dinero no será un gran problema. Unos tíos bien majos. Me he quedado con su teléfono para cuando haga mi una y otra vez pospuesto viaje a Chile (si es el próximo, será desierto y playa, nada de Andes....)
La foto del de las gafas no es porque me haya vuelto narcisista (o selfiemaníaco), es por las flechitas del fondo. Puede que los kilómetros estén bien, pero las direcciones dejan mucho que desear, ampliad la foto.
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Buscando a willy en lo plaza de Tequile |
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Los chilenos y yo |
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Vista del Titicaca desde lo alto de Tequile |
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