miércoles, 1 de febrero de 2017

Lima es fea

 
Las cosas como son: Lima es fea. Cuesta entender cómo su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad; acaso sea patrimonio inmaterial, por lo que tuvo y no tiene, por lo que nos cargamos los humanos y por lo que se han cargado los terremotos. Pero hoy, más allá de algún edificio convenientemente restaurado y algún convento mínimamente cuidado, la ciudad es fea. Y el centro es una pequeñísima parte de lo que es esta ciudad de doce millones de personas, la mitad del total de peruanos. Peruanos que viven en un país que es tan extenso como España, Portugal y Francia juntos; y que tiene una diversidad de naturalezas increíble: una costa al Pacífico de tres mil kilómetros, desierto al sur, Amazonas al noreste, los Anders de norte a sur; idioma español, quechua y también aymara, cultura indígena mezclada con criolla, en fin una pintura de mil colores.
Perú es mucho más que Lima; sirva esta introducción a este viaje que inicio por Perú para decir que ya es tiempo de replantearse el sentido de las megaciudades.

Lima desde la azotea del hotel Casa Cielo, en Miraflores
 
 

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