Todo viaje es también un viaje al interior. Al menos para mí. Más cuando se viaja solo.
Todo viaje tiene algo de huida. Mucho más cuando se viaja solo.
En este viaje la huida está más presente que en otros, me refiero ahora a la huida geográfica; el destino no está de mi parte para hacer lo que yo quería hacer.
Así, en lugar de adentrarme en el interior huyo hacia el sur. Las noticias (malditas noticias) son cada vez más alarmantes. Son solo 30 mililitros por metro cuadrado (una miseria),dicen; en Calama la gente ha tenido que salir como ha podido de un hospital casi nuevo. Yo no quise ni llegar a Calama, olía a mojado.
Ya dijo mi madre que hizo bien en no venir conmigo a este viaje aunque yo la insistiese mucho para que me acompañase (vease aquí un emoticono burlón).
El destino es sabio y lo que sucede es lo que tenía que suceder. Exactamente. Ni un centímetro arriba ni un minuto después. Destino manda y ahora me dirijo a Santiago, para desde allí acercarme a Los Andes, el pueblo en el que nació mi tía en el que aún tiene familia y que ya desde ayer empezó a ser familia mía. Mencho (Santos Nemencio), Inés (del Carmen), Luchito (Luis Miguel), Gisselle (mi agente de viajes) y Deidamia (“la abuela pocha”). No coincido con Felipe, el hijo mayor.
Los Andes está a hora y pico de Santiago, al norte, o sea, al ladito. Es el valle del Aconcagua. Sí, sí, el mismo, el pico más alto de los Andes. La casa de Mencho está a ocho kilómetros del pueblo, en la carretera que conduce a la frontera argentina, frontera que está a unos cincuenta kilómetros, carretera que te lleva en escasas cuatro horas a la ciudad de Mendoza, eso sí, tras escalar unas montañitas curiosas.
Hectárea y media de humilde finca pero con cientos de nogales y decenas de paltos (el árbol de la palta, el aguacate para los menos viajados). Tiene también, aunque en menor medida, perales, membrillos, olivos, duraznos (melocotoneros para nosotros), limoneros, y hasta un naranjo, un pomelo y una higuera. Y paseando por la que es su casa, montones de gallinas !No mentía cuando dije que amanecí con el canto del gallo!
Pero lo que más me sorprendió es que también había flores. Como si no fuese suficiente con el tiempo y esfuerzo que hay que dedicar al cuidado de tanto árbol, me quedé atónito observando a Inés regar amorosamente las plantas por la mañana antes de salir de excursión.
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La abuela pocha y Luchito |
Le dicen pocha porque es chaparrita, dicen que así llamaba mi tía a su tía pocha. Como si mi tía fuese una torre. Tiene 91 años pero la cabeza en su sitio. Se le nota emocionada pero lo guarda paras sus adentros. No se le escapa detalle, solo interviene lo justo. Le fallan las piernas y hay que estar siempre cerca de ella. Todos colaboran.También Luchito (no me que me digan Luis Miguel; me gusta Luchito). No se me olvidará, le digo, conozco un Lucho famoso, Lucho Gatica, y una canción, Reloj, inolvidable. Luchito tiene 24 años, estudia el último año de ingeniería metalúrgica en la Universidad de Santiago. Pero lo que de verdad le gusta a Lucho es la música. Un autodidacta que toca todo tipo de instrumentos: guitarra, violín, flauta, piano, el cajón, “platitos”, “cucharillas” y otras percusiones. Y él solo ha aprendido lenguaje musical; y canta y compone. Canta rancheras, canta boleros pero su pasión es la cueca; no la tradicional sino la brava. La cueca brava, la chora, es relativamente moderna, está ganando adeptos entre los jóvenes, se baila como se siente, dicen (improvisada y anárquica me parece cuando la veo bailar). Le gusta el folklore. Y lo estudia. Está componiendo un canto, “El compás del corazón, principalmente a base de décimas, sus preferidas, y en el que profundiza en los orígenes de la cueca. Con su permiso ahí van unas décimas de este largo canto.
………
el ritmo del corazón
está metido en la cueca
como una pisada seca
implícita la cuestión
el ritmo se hizo canción
con la poesía omeya
y en España es una estrella
que destaca en el flamenco
la hemiola con sus elencos
es del ritmo la doncella
¿quién lo encontró primero?
que fue en África me dicen
que moliendo los maíces
y trabajando los cueros
sea mujer o caballero
que cruzaron los desiertos
en marruecos hay expertos
así que emprendieron viaje
no importaban los lenguajes
con los ritmos hacen conciertos
¿y qué hay de la poesía?
eso es lo que me pregunto
vengo a hablar de un asunto
que tiene gran travesía
partamos con gran valía
y perdámonos por china
con las dinastías divinas
el poeta se arrancó
por las indias se zampó
los mantras y sus neblinas
…..
Mencho trabajó veinte años en la minería, al norte, por Copiacó. Diez días allí, a 4000 metros de altitud, diez días en casa, paraíso de Los Andes. Minas de oro y de plata que hace unos años cambió por el “taxi colectivo” que ahora “maneja” en sus lares. No tardando mucho se jubilará, la mina desgasta, dice, pero Mencho está fuerte, es pura vida y saca tiempo para sus nogales, sus paltos, sus lecturas y sus proyectos (reconstruir un carro, construir una casita y otros mas). Y hasta para la música, dice que no le va, pero hay que ver qué voz que tiene y con que gusto y pasión se va de rancheras. De joven fue aficionado a los rodeos, todavía guarda la montura que irá con él al paraíso, dice.
Comimos en la terraza, qué empanadas, qué carne, qué vino, qué gusto. Todo en el horno de leña que hizo el padre de Mencho. Empanada en horno, un puntazo, nada de frituras, qué diferencia. Luego de la siesta cogemos el coche y nos vamos a Portillo, una valorada estación de esquí en la frontera con Argentina. 28 curvas numeradas. Tráfico contínuo de pesados camiones a los que no les envidio el viaje, sobre todo el de bajada. Unas vistas imponentes. El Aconcagua no se ve, está justo ahí al lado pero nos le tapa un pequeño cerro, lo que es la vida.
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Para los escépticos, curvas numeradas, la 26 |
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Un hotel de lujo de muchos años. Una madera preciosa. Con helipuerto para que puedan llegar todo el que quiera y pueda. |
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A cien metros la frontera. |
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Inés y Mencho |
Qué día más bonito!, aunque mama decidiera no acompañarte. "Crees que he hecho bien?"- me preguntó, claro que sí, le dije yo.
ResponderEliminarSupongo feliz a la tía Olga, ojalá.
buen día !!
"Cambia el rumbo el caminante aunque esto le cause daño, y así como todo cambia que yo cambie no es extraño"... (del chileno J. Numhauser)
ResponderEliminarEspero que a ti no te haya causado mucho daño tus cambios de rumbo. Por lo que nos cuentas has tenido unas vivencias maravillosas. ¡Qué bonito sentirse en familia en un país extranjero! Tú si que sabes disfrutar de un país, conociendo a sus gentes, claro que sí. Y más aún cuando estás con gente tan especial que te muestran un poquito de gastronomía, tradición y folklore, y todo ello regado con mucho cariño. Precioso.
¡Ala! Sigue haciéndonos disfrutar, y dándonos envidia.
Aunque en esa foto no se aprecia mucho, la Laguna del Inca tiene un color esmeralda precioso. En esta laguna lloró todas sus penas un inca por la perdida de su amada, una princesa inca. Allí fue dejado su cuerpo y por eso la alguna se volvió de ese color turquesa, como el de sus ojos.
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