lunes, 11 de febrero de 2019

Hasta Las Trancas

Hoy he ido al Valle Las Trancas. A unos 75 kilómetros de Chillán, es este un paraíso para los esquiadores y otros amantes de la nieve. En verano es otra cosa, a fin de cuentas naturaleza y naturaleza salvaje, sin esa horrible señalítica tan común en Europa y que nos previene de todo despiste, de toda pérdida, de todo error. Qué odioso me resultó cuando por primera vez lo vi en   los Alpes suizos, hace más de 35 años. Ahora es moneda común. A Las Trancas todavía no ha llegado. Es fácil que bajes por un sitio distinto del que usaste para subir, a mi me sucedió con el mirador del valle. Es fácil que te pases de largo del lugar al que querías llegar y repares en ello un buen rato después, a mí me sucedió con la cascada de Rucapirén. 

Desde el mirador unas vistas sublimes, las imagino con nieve. Al fondo el volcán  Chillán, en alerta amarilla desde hace unos meses. Qué quiere decir no lo sabemos, pero cenizas a sus pies las hay.  Esta tierra chilena está bendecida por la naturaleza; cuando no es un tsunami es un terremoto y si no, un volcán. O un desierto abrumador o unas inundaciones ingobernables, que me lo digan a mi. Camino del mirador me cruzo con una pareja con una niña pequeña, Camila,Patricio y la niña Amalia. Me preguntaron de dónde venía, como todos te preguntan. Cuando les dije Burgos, ella se puso a cantar y a mi se me puso sonrisa tonta y no se me quitó durante un rato.  Le pregunté si podía repetirlo y yo grabar. Por supuesto responde Camila con generosa sonrisa. Siempre se lo oí a mi papá, no sé ni  por que ni de qué, él nunca anduvo en España. Qué maravilla. Qué insospechada maravilla.Este mundo no deja de sorprenderme en cada esquina. Premiaré al que lo reconozca, yo no lo había oido en mi vida. La familia había alquilado una cabaña para este fin de Semana en Las Trancas, de primera repite él, en invierno el precio se pone por las nubes, ahora da gusto. Y lo da, porque la zona y las cabañas tienen un aspecto insuperable. La familia es penquista, de la capital, Concepción (gentilicio robado a una ciudad menor y muy próxima. Si no, serían concepcionistas, digo yo).

La subida al mirador es regular, la de la cascada algo más dura. Más que subir es trepar, tanto es así que la manera de no tropezar y caer es agarrarte una tras otra a todas la raices que salen del suelo y resistentes plantas como bambú que crecen a los lados. A ratos vas como arrastrado. La arena se fija a la piel, al pelo y a la ropa. Y lo dicho, me paso de la raya y sigo subiendo, sospecho mi error pero no lo confirmo hasta que me encuentro con una gente que trepa a lo más alto para hacer barranquismo. !Vaya, vaya! El destino que siempre te reserva lo mejor (y lo peor, qué duda cabe). Son dos guías, Luis y Patricio; las novatas en el arte del barranquismo, Carla y nuera, Camila. 


Carla aventurera declarada. Camila,urbanita en proceso de reconversión. A sus maridos les da por la bicicleta, de montaña y muy profesional. Pero que ellos ni se tiran por un barranco ni se lanzan en parapente como quiere hacer Carla más pronto que tarde. Con ellos voy hasta lo alto y disfruto viendo cómo se preparan para lanzarse al interior de la catarata. Me muero de envidia, no hubiera dudado un segundo si hubiera sido posible el tirarme con ellos. Hubiera sido necesario al menos un traje de neopreno. Les pido fotos, les hablo de mi blog, Camila me dice que me seguirá, ya veremos, ojalá. 

Patricio es un joven de sonrisa perenne a lo que se ve enamorado de estos deportes de cuerda.  Y, de su polola, diría, porque con ella quiere recorrer el mundo. Estudia Turismo, acaba este año. Las prácticas, ya las tiene hechas. Pololo, le explico a Patricio (lo aprendí con Luchito) es un insecto y  por no recuerdo qué motivos, que Luchito me explicó debidamente, devino en sinónimo de novio. Pero además todos sabemos lo que es un pololo (calzón). ¿Todo esto viene en el diccionario de la RAE, me pregunta? Pues sí amigo, sí, como lo oyes.


Patricio se lanza el primero. Cuando yo bajo (destrepo si así se pudiera decir) hasta el lugar desde el que se ve la cascada en todo su esplendor y que yo me pasé en la subida, Patricio ya ha bajado. Maravillado por la belleza del lugar disfruto como un niño viendo descender primero a Carla y luego a Camila. Cuidado, que os mojáis, les digo riendo. A disfrutar con el video como yo disfruté cuando lo grababa. 


Carla descendiendo. Qué envidia.



Un día agotador. Domingo, todo cerrado, solo en el hotel puedo comer algo, pero rapidito que cerramos pronto. Una última sorpresa: puedo probar el salmón chileno a la plancha (en cebiche ya lo había probado, no especialmente de mi agrado).  A la plancha, muy rico.

Así que a planchar la oreja tocan, que mañana inicio el camino de vuelta


Luis, el blogero, Carla, Camila y Patricio






1 comentario:

  1. Muchas gracias por las lindas fotos y video!
    Fue un agrado conocerte y espero no hayas sufrido de ningún otro evento de nuestra “ sorprendente y loca “ geografía!

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