Son las 11:30 de la noche. De nuevo en un autobús, hoy en el piso de arriba, camino del Norte Grande. Sé que fuera hay desierto, pero no lo veo, no porque sea de noche sino porque las cortinas tienen que ir echadas, me han dicho (como en los aviones, por mi seguridad). Comodísimo sillón que se convierte en una cama perfecta y en la que pienso pasar no menos de doce horas. He subido a las 9. Y digo “no menos de” porque sé hasta dónde he pagado (Camana) pero no sé dónde pararé. Luego lo explico.
Hoy he pasado el día en Vicuña, un pequeño pueblo cerca de La Serena, en el valle de Elquil, rico valle conocido también por sus uvas…o quizás mejor, por el pisco. Pero la que de verdad es conocida es Vicuña porque aquí nació
Gabriela Mistral ( Lucila Garay hasta que adoptó el xxxxx). Premio nobel de literatura 1945. La primera mujer hispanoamericana. Yo no la había leído (al compatriota y co-nobel Neruda sí. !Ah! !Sus memorias! Y sus versos más tristes, esta noche). Y el pueblo está de suerte porque aquí todo es Mistral. Y es que si bien es cierto que a los tres añitos Gabriela se fue a vivir a un pueblo vecino, Montegrande, y luego no paró en toda su vida, dejó dicho que su patria está donde estuvo su infancia; y no se cansó de hablar y de escribir sobre su valle querido.
Siendo sinceros Vicuña también es el pisco y lo son los observatorios astronómicos. Cuatro o cinco muy importantes a escasos kilómetros. Yo no me he organizado para ir a uno de ellos, otra vez será. A la fiesta que creo que tampoco llego es a la del próximo julio: eclipse total.Ya están reservando hasta los restaurantes.
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Viñas de uva blanca para Pisco, Altas donde las haya |
Y de nuevo empanadas, hoy de algas chilenas, pero hechas por una aragonesa, aunque por su nombre podría pasar por autóctona: Patricia Hortensia. De la nacionalidad del marido no hay dudas, Matías Oswaldo se llama. He pasado un buen rato hablando con la pareja. Sí es cierto que parece un valle para vivir privilegiado por la naturaleza y donde los tiempos y las pequeñas cosas son como deben ser.
Y como se celebraba un primer festival de poesía de la Mistral en música, pues allá que me he apuntado….y abandonado al cabo de una hora, aburrido de escuchar a un sesudo profesor de universidad que incluso lo fue en Minesota. Qué pesado. No he llegado a oír un solo poema. Pues no pienso volver a la próxima edición, que se fastidien. Por poco pierdo el autobús de vuelta.
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Era sobre el agua. Me espera inundación. |
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Cuatro culturetas escuchando al profesor de Minesota |
El museo Mistral muy interesante. Al final de este artículo hay una poesía de ella, sirva de muestra. Lo que no había ni de muestra en toda Vicuña era un libro de la poetisa. Increíble. Y fue precisamente ella la que escribió: “Hacer leer, como se come, todos los días, hasta que la lectura sea, como el mirar, ejercicio natural, pero gozoso siempre.” Era maestra.
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Al parecer Gabriela escribía siempre sobre este tablero. Viajo con ella por todo el mundo. Curioso de verdad |
No sé si llegaré a Calama (hora y pico a San Pedro de Atacama), quizás me pare en Antofagasta, para ir directamente a Iquique. Una pena, pero podría ser peor (si me pilla allí como a otros muchos turistas, si sucede en Iquique, desde donde tengo un vuelo, si hubiera reservado viaje y hotel en San Pedro, si hubiese ido un día antes, si si si…)
Pongo el despertador.
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Adios Vicuña |
Tengo la dicha fiel
y la dicha perdida:la una como rosa,
la otra como espina.
De lo que me robaron
no fui desposeída:
tengo la dicha fiel
y la dicha perdida,
y estoy rica de púrpura
y de melancolía.
¡Ay, qué amante es la rosa
y qué amada la espina!
Como el doble contorno
de dos frutas mellizas,
tengo la dicha fiel
y la dicha perdida….
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